DELINCUENCIA * La desintegración familiar es factor fundamental de la aparición de grupos delictivos cada vez más violentos en la franja fronteriza entre México y Guatemala, advierten especialistas.


Maras, peligro presente en Chiapas y parte del país


Amir Hernández / Marco González. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Ante la descomposición de la familia, el pandillerismo –en algunos estratos– ha venido a sustituirla como base de la sociedad. Desamparo familiar, marginación y rencor social, son los elementos intrínsecos de la mayoría de los integrantes de los marasalvatrucha en la zona de Mesoamérica, como efecto de la economía global de su región.
Para el antropólogo social, José Manuel Espinosa García, el abandono de los hijos en manos de las nanas electrónicas (televisión), los familiares y la servidumbre, en el mejor de los casos, ha forjado una generación que se ha nutrido de violencia, muerte, asaltos, violaciones.
Cualquier pequeño, antes de los 14 años, ha presenciado en la televisión más de 25 mil asesinatos, violaciones, robos y asaltos a mano armada, señala un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Sin nada qué comer ni nada qué perder más que la vida, los jóvenes marginados se resisten a morir de hambre, sobre todo si se encuentran en grupo. El instinto de supervivencia supera cualquier cosa. La violencia y la muerte son parte del riego de seguir vivo, señala Gonzalo, un integrante de las maras.
Las autoridades de todas partes combaten a las pandillas con violencia, sin darle jamás alternativas de trabajo, educación y salud. Sólo falta que se les diga que hay que respetar lo ajeno aunque se mueran de hambre. Conforme aumente la marginación, la inseguridad será mayor, apunta Manuel López Gallo.
Para el autor de "La violencia en la historia de México", los valores inculcados por la familia, aunados a los factores sociales, económicos, culturales y hasta políticos, determinan la conducta. Cuando se pierden algunos de estos elementos se degenera en violencia, señalan Jean Pierre Dupuy y Jean Robert, autores del libro "La traición de la opulencia".
Ahora se pasa por alto que cuando la acción humana "anda mal" degenera en violencia y destrucción, pero esto no compete solamente al individuo, sino a la sociedad en su conjunto, según ellos.
Espinosa García, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que en la actualidad, en la región centroamericana las familias están desintegradas por falta de oportunidades de empleo. Algo similar está ocurriendo en la zona rural y las periferias urbanas de Chiapas.
La mayoría de las personas están interesadas en hacer dinero, en mantener su estatus social o mejorarlo. El neoliberalismo económico, ha fomentado -por sobre todas las cosas- la tesis del individualismo, el cual no permite conmiseración alguna para nadie. Ni siquiera en la propia familia.

Pandillerismo y delincuencia
El fenómeno del pandillerismo en el país no es nuevo. En los sesenta y setenta fueron "Los Nazis", después "Los Panchitos", hasta llegar a "Los Buks" (Bandas Unidas Kiss), en el Distrito Federal.
Los abuelos de estos grupos de pandilleros fueron "Los Pachuchos". "Los Cholos" o "Raza" en las zonas hispanas de las principales ciudades del sur de Estado Unidos. Así, la banda, es la nueva célula de la sociedad.
Las pandillas juveniles son un efecto de la injusticia y la exclusión, dicen especialistas como los padres Rubén Lares y Bernando Rangel Moreno, ambos salesianos de Don Bosco. El segundo es psicoterapeuta especialista en niños y adolescentes.
El muchacho de hoy ya no cree en nada, para él sólo existe el vacío que busca llenar. Y lo hace a través de una vida acelerada o en el pandillerismo, expresó Rangel Moreno al Diario Cuarto Poder de Chiapas en agosto pasado.
En mi país (El Salvador), es peligroso andar solo por el barrio. Uno debe unirse a la banda ya sea la 18 ó la 13, dijo por su parte Gonzalo, un joven mara que accedió a la entrevista, siempre y cuando no se le fotografiara. Su grupo es lo más importante, por encima de su familia, porque éste se preocupa por él.
Su papá los dejó desde hace cinco años cuando tuvo que irse a Estados Unidos cuando él tenía 11 años. Al principio las remesas eran regulares, lo cual le permitió a sus hermanos y él seguir estudiando. Después se fueron espaciando y las condiciones económicas fueron de mal a peor.
Ante tal situación, determinó irse a la tierra de los gringos, unirse a su papá. En el camino fue asaltado. Para poder subsistir, Gonzalo determinó unirse al grupo.
Ante el abandono familiar de cientos de miles de jóvenes chiapanecos porque sus padres han emprendido el éxodo hacia la frontera norte, Estados Unidos y Canadá, han empezado a imitar la conducta delictiva de los maras. A veces para sentir la adrenalina o como forma de revelarse a su marginación y abandono.
La presidenta de la organización ecuatoriana "Ser Paz", experta en pandillas juveniles, Nelsa Curbelo, dijo que los jóvenes que integran las pandillas delictivas son "soldados de otra guerra: de la injusticia y la exclusión".
Según la teoría de socialización comunitaria de Erickson, es a partir de los 4 a 5 años de edad que se establecen los hábitos permanentes y las características emocionales, jugando un papel decisivo la imitación y la identificación. Entendiéndose por identificación la adopción de pautas de conducta y actitudes de sus padres y otras personas significativas para él: maestros, familiares o bien algún personaje de la TV, esto ocurre en forma inconsciente. En tanto que la imitación es consciente.
Son muchos los investigadores que han planteado una hipótesis de agresión inducida por programas de TV en niños. Para F. Gadow y W. Sprafkin, "el hecho de ver en la pantalla de TV conductas agresivas, inducirá una conducta similar en los niños, los que la aprenderán por imitación
Para Michel Rothemberg, autor de "Los efectos de la violencia en la televisión en los niños y jóvenes", en promedio hay seis veces más violencia durante una hora de TV infantil, que en una hora de programación de TV para adultos.

Seguridad nacional
Los integrantes de la pandilla Mara Salvatrucha han centrado sus ataques principalmente contra inmigrantes que viajan de manera ilegal a bordo del ferrocarril en busca del "sueño americano", pero también han cometido una serie de homicidios contra jovencitas que han desertado de esa organización, reconocen las autoridades.
Diputados federales chiapanecos del PRI apuntan que el problema de inseguridad de los maras, en los 19 municipios de la línea fronteriza entre Chiapas y Guatemala, es un hecho real. Desde hace tiempo, enfatizan, nos asolan con el uso común de las chimbas y el ajuste de cuentas entre pandillas.
En tanto, para Gustavo Salas Chávez, ex subsecretario de Seguridad Pública de Chiapas, "cuanto más se incrementan los índices delictivos, menos es el nivel de eficiencia de las autoridades responsables de investigar y sancionar a los delincuentes, tanto en el Fuero Común como en el Fuero Federal, es decir se incrementa la impunidad".
El también autor del libro "El sistema penal mexicano", sustenta que a partir de 1994 se observa un incremento vertiginoso en lo referente a los delitos violentos, los cuales en ciertas regiones del país no se han podido revertir.
Al mismo tiempo define que la 'seguridad nacional' es la capacidad de un Estado-Nación para defender sus intereses nacionales. Es también la condición en la que está a salvo, relativamente de un ataque, ya sea interno o externo.


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