Se olvidaron del maíz “criollo”





  • Transnacionales anuncian químicos, aditivos e híbridos en carreteras de la Fraylesca.

Por Amir Hernández

Cientos de anuncios de sustancias químicas y presuntamente orgánicas, así como de semillas híbridas para el campo abundan en carreteras de la región Fraylesca, algunos permanecen colgados en postes de teléfono o clavados en árboles, junto a grandes extensiones de cultivos de maíz y sorgo.
De acuerdo con cifras de organizaciones no gubernamentales y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Chiapas es uno de los principales consumidores de sustancias químicas, siendo los municipios de las regiones Fraylesca y Fronteriza los que encabezan la lista.
Al lado de las carreteras predominan los letreros que anuncian aditivos para el crecimiento “orgánicas”, semillas híbridas y herbicidas como Faena, Gramoxone, Gramocil, Pas-504, Pioneer, Nutria, Biozyme TF y DK-370, la mayoría de ellos ubicados muy cerca de grandes y verdes sembradíos de maíz y sorgo.
Algunas marcas aseguran en su página electrónica que “no hacen daño al medio ambiente, están constituidos por sustancias naturales o ligeramente tóxicos”.
Estas publicidades son igual vistas en los tramos carreteros de la región Fraylesca que comunican con la capital chiapaneca, que en las vías de la región Fronteriza, bajo la consigna de que éstos contribuyen al mejoramiento del crecimiento, desarrollo y cultivo del maíz.
Según cifras de la Secretaría de Salud, en las regiones Fraylesca y Fronteriza de Chiapas existen más casos de cáncer, presuntamente provocados por estas sustancias.
Hasta hace veinte años, Chiapas encabezaba la lista de los primeros lugares de estados productores de maíz, después su lugar lo ocuparían Jalisco y entidades del norte del país.
De toda la república decir el nombre de “Fraylesca” era casi sinónimo de maíz y frijol, por sus miles de toneladas que se vendían para el consumo interno nacional. Había autosuficiencia.

Casi nadie siembra el criollo
Don Arturo Macías, de 75 años, ganadero y agricultor, recuerda las proezas de antaño en el campo. “Desde los años 70 en la región ya se veía que muchos campesinos ya usaban el matazacate, pero las que no se veían eran las semillas curadas (híbridas), porque los campesinos escogían sus semillas para sembrar cuando se desgranaba, eran para ellos semillas especiales”.
–¿Cómo escogían las semillas que se destinarían para la siembra?
–Se escogían las mejores mazorcas. A algunos campesinos se les podía ver desgranar a mano esas mazorcas porque eran esas semillas las que se sembrarían para la próxima cosecha.
–¿Qué tipo de maíz era el que se sembraba?
–Era el maíz criollo, el mero maíz. Mira, nada más para que me entiendas. De ésta hay más de 200 variedades, pero es criollo… criollo.
–Dicen que las semillas curadas son las mejores.
–Puede ser, ahora yo sólo siembro maíz para consumo de mi familia y de mis animales. Ya no siembro maíz para venderlo. Ahora hay que ponerle urea, fertilizantes, insecticidas y herbicidas y si hacemos cuentas sembrar maíz ahora no es redituable por las hora hombre y gastos de producción que se le invierte.
–¿Qué están haciendo ahora para seguir explotando la tierra?
–Hemos optado por la reconversión. Ya no sembramos maíz para vender, pero vendemos pastura, rentamos potreros para alimentar ganado, en las zonas bajas tenemos papaya, tomate, limón y otras hortalizas, que vendemos en los mercados de Tuxtla. Eso, más la producción de leche y ganado bovino. De que tenemos trabajo, tenemos trabajo.
La organización no gubernamental “Maderas del Pueblo del Sureste A.C.”, que promueve el uso del maíz criollo en la región, a través de trípticos y su página electrónica fomenta el desuso de los agroquímicos, ya que posiblemente ayudan a potenciar la producción pero a largo plazo "matan la tierra, contamina el medio ambiente e intoxica a las personas, contrario a lo que anuncian las grandes transnacionales fabricantes de esas sustancias".
“Antes se podía ver debajo de las milpas matas de frijol, chile, calabaza y chayote; ahora sólo hay maíz, porque el veneno que se utiliza mata las plantas de hoja ancha y todo lo que hay al alrededor, además de que contamina todo lo que toca y lo respira”, afirmó.



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