"Unos cabrones patearon la camioneta". Tres horas en el tráfico de la capital de Chiapas
Amir Hernández
El sol está en todo su esplendor.
Es medio día. Un hipercaos vehicular enloquece a miles de automovilistas en el
poniente sur y norte de Tuxtla Gutiérrez. El calor no cae nada bien.
Los automóviles avanzan a vuelta
de rueda sobre la llamada zona rosa de la capital chiapaneca hasta el crucero
de Terán, sobre el bulevar Laguitos hasta los cruceros que se forman en el
Libramiento Sur y la Carretera Panamericana.
–Hermano, aquí de malas. Unos
cabrones patearon la camioneta. Te recomiendo no pases por el Tec–, señala por
teléfono celular un padre de familia molesto por el tráfico y los daños a su
vehículo.
Mario, un residente de Loma
Bonita, ubicado cerca de las instalaciones centrales del Instituto de
Protección Civil del Estado, aborda su vehículo para dirigirse a la colonia Los
Laguitos. Son las 12:30 horas.
Para no ingresar a los cuellos de
botella que se forman en la Tercera Oriente de Terán, opta por desviarse desde
la gasolinera “Fuerza Aérea” hacia el poniente de esa popular colonia.
Poco a poco esquiva el tráfico. A
veces transita en sentido contrario –aun en calles agujereadas– hasta que se
cuela al bulevar Belisario Domínguez, cerca del Tecnológico de Tuxtla. Son las
13:00.
Entre arrancones y pitazos de
otros automovilistas se mete al carril de alta hasta llegar al crucero de
Terán, donde varios elementos femeniles de Tránsito Municipal controlan el
arroyo de vehículos.
Supera los embotellamientos y se
dirige hacia el bulevar Laguitos. Se dice de palabras con un taxista que
transita en medio del camino. Finalmente llega a la colonia Laguitos. Ya son
las 13:18 horas.
Después de estar pocos minutos en
esa colonia, Mario retoma el volante de su carro compacto para regresar a su residencia.
Son las 13:30 horas.
En las inmediaciones de Malibú
observa que policías de Tránsito y Vialidad desvían el arroyo vehicular hacia
el Reloj Floral y el Libramiento Sur. Él opta por la primera alternativa.
–Me iré por Caña Hueca y entraré
al Callejón Sapatá–, piensa Mario.
Sobre el bulevar Laguitos-Reloj
Floral cientos de automovilistas avanzan a paso de tortuga para dirigirse a la
5ª. Norte o Bulevar Belisario Domínguez.
Con respetable abusiva destreza,
como se conduce un vehículo en la Ciudad de México, se cuela hasta el reloj
floral y se dirige hacia la arteria central de la capital.
–¡Válgame Dios!– manifiesta
cuando ve que El Dragón rehabilita el Callejó Sapatá y por ende debe seguir
sobre Caña Hueca. Son las 13:50.
Poco a poco, esquivando
automóviles, 20 minutos después arriba desde la ex fuente Mactumactzá hasta el
crucero de Terán, donde otro grupo de agentes municipales controlan el caos y
doblan el arroyo vehicular hacia el centro de Terán.
–Disculpe oficial ¿qué está
pasando?–, le pregunta a una policía.
–No sé, dicen que unas “gentes”
taponearon el bulevar, allá por el Tec Regional. Por eso no hay paso, sólo por
aquí–, responde una uniformada.
–Es una manifestación, no sé
quiénes son–, afirma otra.
Al introducirse a Terán, Mario
encuentra calles alternas para dirigirse a su residencia, a donde finalmente
llega a las 15:00 horas, 90 minutos después de salir de la colonia Laguitos.
Embotellamiento desigual
Mario es uno de miles de
automovilistas que vivieron ayer el caos en las calles capitalinas.
Nadie supo, ni los policías, qué
pasaba ayer desde el medio día hasta la tarde de ayer en esa zona de Tuxtla
Gutiérrez.
Más tarde se conoció que una
aglomeración de estudiantes de “La Mactumactzá” se colocó sobre el bulevar
Belisario Domínguez, en las inmediaciones del Instituto Tecnológico de Tuxtla
Gutiérrez.
Las vías afectadas fueron el
bulevar Belisario Domínguez, desde la zona dorada hasta La Carreta, el bulevar
Laguitos, desde el Reloj Floral hasta el Libramiento Sur, los cruceros que se
forman sobre ese libramiento y la colonia Plan de Ayala.
Algunos conductores hicieron de
Atenas-Centenario-Plan de Ayala hasta tres horas en los trayectos que
ordinariamente tardan en hacer desde siete a 15 minutos.
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