La vida, un arcoiris de expresiones

En memoria de Arturo Vázquez

Por Eduardo Grajales

Lamentable es cuando perdemos a un ser querido, pero más lamentable es cuando perdemos a un luchador social.
Tal es el caso de Arturo Vázquez Razo, miembro fundador del Colectivo Integral de la Familia (CIFAM); organización que, de la mano de éste y otros fundadores como Gustavo Sarmiento y Alex Rivera, no solo ha promovido sino logrado mejoras en las condiciones de vida de las poblaciones gay, transgenero, travestis y de otras tantas expresiones sexuales de Chiapas y México.
Arturo, ese que siempre te recibía con una sonrisa y hablaba con una quietud y sinceridad enorme, fue un defensor incansable de la equidad y el respeto a los derechos sexuales y reproductivos, de ahí que se convirtiera en una referencia obligada sobre los avances en materia de salud sexual en el estado.
Junto con otras organizaciones como Marie Stopes, Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos, Grupo Amplio de Mujeres, Católicas por el Derecho a Decidir, entre otras, Arturo Vázquez manifestó y respaldó siempre con acciones, su postura crítica ante visiones tradicionalistas que, lamentablemente, todavía imperan en la sociedad actual, sobre todo en los órganos de poder.
Cuantas veces lo vimos realizar marchas a favor de la libertad sexual, repartiendo preservativos, haciendo campañas de concienciación, dando conferencias de prensa para evidenciar injusticias cometidas contra travestis, militares que padecían de SIDA, por citar algún ejemplo, o dando declaraciones con una visión propositiva, pero nunca sumisa ante la autoridad.
De ahí que Arturo se convirtiera en un aliado-amigo de los medios de comunicación, pues nunca dudo en proporcionar información novedosa y de interés, por muy delicada que ésta fuera para las autoridades gubernamentales; so pena que siempre estuviera trabajando por nuestra profesionalización a través de talleres de profesionalización del ejercicio, como el impartido por su amigo y activista Arturo Medina.
Hoy, este luchador social ya no está, se ha ido para reunirse en algún lugar con Gustavo Sarmiento (a quien recuerdo gratamente); dejando ambas pérdidas una reflexión, no solo en torno a las personas, sino a su causa; esa que dio motivo a sus vidas y a la que, sin duda, Alex Rivera sabrá muy bien dar continuidad, porque Chiapas y el mundo entero lo necesita.
La pérdida de Arturo, pues, nos invita a hacer una pausa para reconocer el valor real de la vida y su legado.
A verla, no desde una visión personalista y material, como hoy impera en la conciencia social, sino como una oportunidad para contribuir a un mundo más armónico, donde las diferencias por condición de raza, edad, sexo, religión o color, no sean formas de obstaculización, sino maneras de entender la multiplicidad de posibilidades, expresiones y visiones que tenemos los seres humanos.
A ver la vida, como un arcoíris de expresiones, como la veía Arturo, a cuyos familiares y amigos les manifestamos nuestro sentido pésame y nuestro sincero reconocimiento por haber dado vida a este gran personaje que hoy debería bien merecer un reconocimiento.

Descansa en paz Arturo, amigo.


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