Liberan a Daniel Ovando Ballinas, presunto violador de universitaria en Tuxtla

• Es acusado de ultrajar dos veces a una estudiante en una casa del fraccionamiento Monterreal.

Por Amir Hernández

amirhernandez@hotmail.com

Una universitaria de 23 años de edad presuntamente fue ultrajada en dos ocasiones por un sujeto el pasado domingo, mientras dormía en su casa habitación en Tuxtla Gutiérrez; el agresor, quien al parecer la drogó, fue detenido por la Policía Estatal Preventiva (PEP), pero horas después fue liberado por la fiscal del Ministerio Público que inició la averiguación previa en la Fiscalía Especializada en Protección de los Derechos de la Mujer.

La víctima, quien se identificó como Esthela “N”, sindicó directamente como su agresor a Gerardo Daniel Ovando Ballinas, de 31 años de edad, ambos originarios de la ciudad de Cintalapa, según la averiguación previa 924/UEDSYVF2/2011 que comenzó a las 10:30 horas del pasado lunes 7 de noviembre Pahola Yasmín Borraz García, fiscal del Ministerio Público de la Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Familiar.

Esthela, estudiante de conocida universidad capitalina y residente del fraccionamiento Monterreal, donde se registraron los hechos, tras conocer la liberación de Gerardo Daniel, dijo que teme por su vida y la de su familia, porque él pertenece a una familia rica y ya recibió agresiones verbales, como uno de ellos que afirmó delante de su familia y de personal de la Fiscalía: “¡quién la llamó a andar de puta y luego se arrepiente!”.

De Flor de Sospó a Monterreal

La denunciante declaró que la noche del pasado sábado 5 de noviembre acudió con sus primos Jorge Andrés “N” y Carolina “N” al concierto que ofreció la banda Arrolladora en el estadio Flor de Sospó, en el barrio tuxtleco Niño de Atocha.

Aproximadamente a las 22:00 horas saludó en el inmueble a su amiga Yolanda “N”, a quien después volvió a saludar, aproximadamente a las 03:00 horas del domingo, cuando terminó el concierto. Ahí le dijo que quería seguir tomando y acordaron –con el consentimiento de Jorge– ir a la casa de Esthela, ubicada en la calle Naranja del fraccionamiento Monterreal, al norponiente de Tuxtla Gutiérrez.

La agraviada abundó que junto con su primo arribó a su residencia aproximadamente a las 03:30 horas. Cinco minutos Yolanda hizo lo mismo a bordo de un Jetta, en compañía de dos hombres y una mujer, entre ellos Gerardo Daniel, el acusado.

Todos entraron a la casa con una botella de whisky y cervezas, luego se sentaron en la mesa, donde Yolanda presentó a su primo Gerardo Daniel a Esthela, quien no estaba ingiriendo alcohol.

Minutos después, de manera insistente Gerardo Daniel pidió a Esthela que tomara un vaso de whisky, ella accedió y sólo ingirió la mitad. En la plática, él le preguntó temas de la familia y el robo que sufrió el pasado marzo la madre de la agraviada en Moroleón, Guanajuato, incluso le manifestó su solidaridad.

Mencionó de “una obra que estamos construyendo y de un bar que tuvimos. Me di cuenta que él sabía muchas cosas de mí”, agregó la universitaria.

El primo se fue a dormir en un cuarto del primer piso. Después una amiga de Yolanda se retiró de la casa. Esthela trató de despertar a su primo pero no reaccionó.

Sólo quedaron Yolanda, Gerardo Daniel y el otro acompañante –cuyo nombre no mencionó–. Al regresar a la sala, ella vio que el sindicado le rellenó el vaso y le insistió que siguiera tomando. Ella otra vez accedió y tomó un trago. Inmediatamente después se sintió mal: “Empecé a sentir cosas en mi cuerpo, mi lengua se me trababa, me sentía tomada, por lo que decidí subirme a mi cuarto. Lo único que recuerdo es que le dije a mi amiga Yolanda que se quedaba en su casa”.

El infierno en casa

Esthela relató a la fiscal del MP el infierno que vivió en casa. Despertó aproximadamente a las 06:30 horas del domingo. Sobre ella estaba Gerardo Daniel; ambos desnudos. Lo despertó y a gritos le reclamó; sin embargo, a cambio recibió bofetadas. La fustigó y a gritos le dijo que abriera las piernas. Se encimó, le puso una mano en el cuello y con la otra le jaló el cabello, mientras la ultrajaba y la amenazaba para que ya no gritara.

“¡Cállate hija de tu p…! ¡Virgen tu p…!”, se burlaba Gerardo Daniel, mientras la abofeteaba,  golpeaba en las nalgas y espalda, y jalaba de los cabellos.

Después el agresor le pidió tener sexo oral, ella se negó. Eso enojó más al presunto violador e introdujo su miembro en el ano de la estudiante, mientras le gritaba que se moviera. –Yo soy tu padre – le decía.

En ese momento su prima Carolina tocó la puerta de la habitación. Pero Esthela, amenazada con un filoso cuchillo por Gerardo Daniel, contestó que todo estaba bien. Él dejó el arma blanca en la cama, ella lo tomó y se lo ensartó en el brazo izquierdo. Después, desnuda, salió del cuarto en busca del auxilio de sus primos, quienes sometieron al presunto agresor y lo entregaron a la Policía.

Minutos después agentes de la Policía Estatal Preventiva pusieron a Gerardo Daniel a disposición de la fiscal, acusado de violación sexual. Pero horas después el sindicado fue dejado en libertad, pese a la magnitud de la acusación.

En la averiguación previa la representación social pidió al director de Servicios Periciales la designación de un perito químico para tomar muestras de evidencias en el inculpado, habitación donde se registraron los hechos y ropa interior de la ofendida, con lo cual dio por terminada la diligencia.

De manera misteriosa Gerardo Daniel fue liberado ipso facto. Ahora la agraviada teme por su vida y la de su familia, aunado a los daños físicos y emocionales. El sindicado, se informó, anda “a salto de mata”.